viernes, diciembre 06, 2013

La Llanura


y yo exploto, me desencadeno. Se desencadena el animal gigante y cae su envoltura de plomo. Cae el telón, el de acero, y tras de él el monstruo que mugía hecho polvo ahora. 

Se transforman mis momentos en estratos, en estratos de tiempo que consumo, que he de aprovechar, como un perdedor. El que se arrastra buscando una moneda, el que sonríe a un trago, el que se pierde al volver a casa... Ser el peor perdedor de todos, el que, después de todo, sigue tratando de ser el héroe, de ser ejemplar, de vencerle su vida al pasado y construirse el futuro

Nací como un rayo y fui mi sombra, y ahora mezclo bebidas y al hacerlo mi vida es cada vez menos mía, menos vida. Tengo una vida que no me pertenece, que es de un sujeto, de un impulso que es un ya no serme. Y no serse uno a sí mismo, no ser para sí, es de lo doloroso lo peor, porque suscita un hastío, la llanura, el tedio; el paso del tiempo, de la muerte, de la vida persiguiendo buscar dinero, aguantar dos días más, ser un parásito aquí, allá, abastecerme de mi habilidad como una rata se retuerce de dolor ante su propia muerte.

Saberse tedio, encontrarse vacuo, es un gran pedazo de mierda con su tenaz y persistente hedor a muerte, a carne de suicidio, a esto mismo. Podemos estirarlo, podemos buscar que afirmar mi vacuidad, mi tedio, me reafirmo en el vacío de no tenerme, que no serse sería en cierto modo un paso hacia ser aquello sinequanon. Porque estoy solamente solo, porque deambulo días desbocados, porque mi último aliento de esta vida se fue, y ahora sólo me queda este peso que arrastro como una condena ininteligible, 

este dolor en el pecho, 
esta argolla en esta costilla, 
esta ficción que no acaba,
esta obra que no empieza, 
esta letanía que se repite en la mente corrupta,
este pesar de un reo que aúlla a la noche su muerte: MI MUNDO ES FALSO, NO EXISTE MI VIDA.

¿y ahora qué?

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