sábado, enero 31, 2009

retahilas disueltas

sin duda encontrarás actractivos en ella que no te podremos dar. es, sabemos tú y yo y lo comentamos a menudo, muy jodidamente atractiva aquella mujer de la infinita tristeza. una untuosidad no excesiva en su carácter (que te invita) y lo sé; conmigo también lo intenta.
mitad y mitad es suficiente.
mitad de un beso factible y vital, mas la mitad del otro o si acaso media mitad de la mitad que te daría ella sería más que suficiente para cualquiera de nosotros, pero en el momento que llegue, las tres primeras caladas de negación de la pulsión superviviente te las debe de dar la vida y no tú a ellas (lo que viene a ser lo mismo);
y sin embargo, tú, compañero de excitantes viajes, tú, deseas besarla, acariciar su pelo, mirarla a los ojos mientras ella penetra toda en tí y decirle palabras bonitas mientras, literalmente, te devora el cuello. pasear con ella cogidos de la mano viene a ser últimamente tú más desafiante y excitante acción.
follar con ella a escondidas en el aseo de cualquier lugar mientras crees taparle la boca con la mano para que no grite, y sabiendo a ciencia cierta que es ella quien te sujeta para que no digas su nombre en el cúlmen orgásmico (porque no lo sabes, campeón!)... para que nadie sepa quién se esconde tras esa mirada perdida e inquisidora al mismo tiempo, desnudando al mismo tiempo personas y objetos (objetos al fin y al cabo, unos de otros, y de cada otro, como decía, otro otro y viva la otredad)

viernes, enero 23, 2009

terminemos de bailar

http://www.youtube.com/watch?v=ZgcqijaUxdg&feature=related


N. del A: (imprescindible abrir esto para comprender el texto)



se acabó la galantería
se acabaron las escenas de galanes alpachinescos y mujeres seductoras de grandes y hermosos labios y definida la figura.
se dió por acabada la última escena de la película en la que salía a escena el galán del hortelano, como el perro, sin comer ni dejar comer.
bailamos el último tango abrazados, sintiendo temblar cada uno de nuestros trémulos músculos. temblábamos como púberes seres cubiertos de nieve, enamorados, en medio de quien sabe, a punto de llorar los dos. sin atrever ni a mirarnos siquiera.

se acabaron las noches en vela mirándonos a través de una vela roja con su llamarada incandescente acentuando tu sonrisa, definiendo ocasionalmente tu vestido negro ceñido que tantísimas veces me cegué con él.

se acabó el caminar sobre el agua sonriendo; caminaremos ahora, si acaso, sobre valles de lágrimas inhertes. muriendo a cada paso un poco más, pues a cada paso, un paso más hacia ninguna parte, hacia nada ser.

bailábamos y nos mirábamos los hombros por debajo de los párpados entrecerrados, cogidos de una mano bien alta, otra en tu cintura, y otra mano en mi cadera; una pierna tuya se deslizaba por otra mía, y sonreías tímidamente, dominando la situación; cambiábamos el ritmo, marcábamos el compás a nuestro antojo y bailábamos eternamente. y así bailamos para siempre.
eva, ¿sabes el significado de la expresión "para siempre"?:

-moriría día tras día de todas las formas posibles por una cabeza; por una cabeza me dejaría despedazar por un ave rabicunda diaria y eternamente, eva, para bailar contigo por la noche.

creo no saber cómo dejar de bailar contigo, creo no estar a la altura de este cambiante baile acentuado, con un ligero olor a carmesí, eva.

como aquella vez en la que deseaste mirarme por encima de todas las cosas y lo hiciste, y bailamos, embriagados, bailamos hasta quedar exahustos el uno al lado del otro, contoneándonos con la suave melodía de este violín que suena... bailamos toda una vida.

vete, si así lo quieres, eva, pero no te vayas a mitad de este baile; cuando, lentamente, nuestros cuerpos cesen, vete, si así lo quieres, eva...



pero ten claro que moriría día a día de todas las formas posibles por una cabeza

jueves, enero 22, 2009

adioses diarios

llevo sentado en el sofá hará unas dos horas, o mil minutos, o un día y medio, no lo sé, he perdido la cuenta. me zarandeo con la barbilla sobre las rodillas como un chiquillo autista y empiezo a mirar a todos lados tan pronto como dejo de mirar fíjamente a un mismo punto.
doy vueltas por toda la casa intentando acordarme de algo que hacer, me siento al ordenador a ver si te encuentro y tampoco. sigo dando vueltas por casa.
el reloj de pared, tan cuco como siempre, me parece un reloj de arena de pronóstico maldito, cada movimiento parece hechar sobre mí pecho un poco más de cemento.
hace un calor espantoso y me estorba la ropa, comienzo a sudar como un descosido. me pica la nuca, la rasco, y me pica la oreja, y el estómago, y la cara, y las plantas de los pies ...y no parezco estallar en carcajadas.
el pelo cada vez más grasoso y despeinado, las cuencas de mis ojos oscurecen y se amoratan, cada vez más lejos del mundo mis ojos.

desespero
desespero completamente al ver que no llegas.
no quedamos en llamarnos pero lo esperaba.
lo esperaba, eva, lo esperaba.
desespero

vuelve el tictaqueo de ese reloj autómata; cada tic un soplo de aire caliente, cada tac un hachazo.
me acerco al frigorífico y no hay agua fresca, ni nada fresco, ni un cubito que hecharme a la boca, nada, y nada es nada.
intento resetear mis ideas y poner cada mueble en su sitio: las sillas con las sillas, los ataudes con los ataudes, las batidoras con las batidoras, las almohadas con las almohadas; intento que cada cosa ocupe su sitio y desato la algarabía maravillosa que todo lo torna: el desorden, desespero.

vuelvo a llenarme el pecho de aire una y otra vez mirando al teléfono encima de la mesa, intentando estar pensando que todo va a salir bien; pero tan pronto como lo intento me desmorono: te olvidaste de mí y lo admito, aunque me cueste; te cansaste, esperabas un muchacho esbelto y guapo y cariñoso, y encuentras esto... sí te entiendo, tranquila, no pasa nada.
cada segundo es una gota roja que regalo al mundo.
no necesito más la sangre si no tengo con quien mezclarla, si no tengo con quien disparar desde ahí arriba... ¡me siento tan ínfimo!...
vuelvo a llenarme el pecho de un aire insípido y cálido, mil veces respirado.
empiezo a ser consciente de que mirarás de otra forma, de que nada esperas de alguien que nada puede darte.
los tanques vuelan de un lugar a otro pisándome todos y cada uno de ellos: angustia es la palabra... desesperación, quizás.
¿vomitarás si te digo que desde que nos acostamos no me he duchado? da igual que nos hayamos acostado ayer o ahora mismo, ¿vomitarías?
me pesan estos párpados de plomo y los mantengo abiertos hasta el amanecer, desesperado, angustiado, maltratado por el tictaqueo homicida...
me tiro del pelo, me lo arranco y grito. golpeo mi cabeza contra ese muro de contención que todos tenemos, desesperado, triste.
me meto la mano en el pecho y tiro de algo con fuerza entre lágrimas y griteríos y espasmos incontrolables. arranco el órgano lo lanzo por la ventana y caigo en un desdén de la razón.

intento llenar mi pecho de aire por última vez, y muere en gorgotones de sangre y oxígeno.

suena el teléfono temblando sobre la mesa:
-¿qué tal? ¿nos tomamos algo?
-claro, ahora voy.


todo vuelve a la normalidad que buscaba, con la conciencia intranquila repleta de saber que tras de esto queda el rastro de un siempre funcionar así enfermizo, de un no saber cómo controlar ese sin-yo que desatina y mata al más fuerte si es necesario...
y tras tu próxima ausencia, idéntica mi condolencia.


a cada paso, un paso más hacia ninguna parte

jueves, enero 15, 2009

despistado

no es aquel, sin duda alguna, el literato al que me gusta acudir para que por mí escriba, no es éste el escriba, no.

me gusta: aguda la aguja, muerto en locura, escopetas y besos púrpuras rodeando su cintura.... el torreón de la absurda sinrazón sub-surrealista underground.


yyy...y siempre divago, en vez de estar bien centrado en lo mucho que odio al género humano, muchacho.

y siempre me acaricia la sensualidad del verso y el secuestro se me vuelve eterno e intenso, y en ocasiones, el espectro perverso sale a la palestra y reclama fuerte de quién es este cuerpo.

y sin duda el sexo: la pulsión onanista autodestructiva acristalada y los vahos por toda ella.

y sin duda alguna: poder disparar al mundo desde cualquier azotea neoyorkina mientras que ella se sienta tras de mi bebiendo su daikiri bajo una sombrilla de colores y con una pamela beige en lo alto del busto y con gafas de sol, con sus labios inyectados en rojo para que después me acerque y la bese.

y que luego, ella, si quiere, que baile bajo la lluvia o que grite o que maldiga o que sonría o aletee y se tambalee y caiga desplomada sobre un badén de plumas

Antes de amanecer el cielo es cuando más oscuro está

la chica a la que nunca besé, o quizás a la que no supe besar
el mismo pelo que no supe acariciar
la nariz tozuda de esa niña que rie detrás de las cortinas
el olor a mantequilla del desayuno que hacía suyo
los pómulos vergonzosos que nos reafirmaban sobre el mundo no han sido mios

lo onírico tiembla a diario transformándose en algo palpable, mientras que lo que palpo se tergiversa y desfigura deshaciéndose en más de mil colores, o quizás en sólo tres.
la cabeza proclamando el cambio de aires, de alturas, reclama el pasado y lo hace suyo, como el desayuno que nunca compartimos.

como proclamando el futuro con la cabeza y los pelos al aire estorbándole en los ojos, algo antropomorfo nos señala y marca con su signo violeta. a nuestro parecer difusa e indistantemente...pero que cunda el pánico! todo esto está perfectamente perginiado, nada es insditinto ni efímero, tan sólo esa mariposa que besuquea la ventana vestida con gotas de lluvia,


y tú tras la ventana queriendo tocarla con tus dedos....


gracias a una especie de figura desdentada vestida de luto, vuelve a salir el sol a lo lejos del horizonte


y jack johnson hablándonos acerca del tráfico celeste

lunes, enero 05, 2009

¿bailamos?

si quiere latir el mundo que lata, déjalo ir, deja de susurrarle entre las piernas para que se quede. Si se quiere quedar entre nosotros, se quedará,
No te preocupes, no llores, corazón, por alguien que ha muerto; llora por ti, porque nunca más volverás a verlo, o si no quieres hacerlo, aprieta tus manos contra tu pecho, frunce el ceño y saca tu alma, libérala, sácate el alma, amor. saca esa alma que quiero desde hace tiempo y estréchala con fuerza, deja que su olor me lleve, me llene y me quiebre en cientos de miles de pedazos infinítamente inmensos. deja, ahora, que vuele; abre con tranquilidad, con sosiego abre tus manos y deja que salga de su cavidad, deja que vuelva a sentir el aire fresco del invierno en su cara y su pelo mientras te ve caer al suelo desplomada y desalmada.
deja que esa alma me mire a los ojos y baile conmigo al son del tiempo y del espacio, deja que ese sinsentido que nos acose a ambos sea eterno, eterno, eterno...desde siempre y para siempre bailando junto a ella, elevándome al cielo más y más, mas no al cielo, no en esa dirección, bailar sobre el agua y las montañas, bajo el ocaso y acaso, por encima de todo y bajo cualquier cosa bailar abrazados hasta siempre.
hacer despertar las flores y cantar a los lunáticos seres que nos rodean, esos diminutos lunáticos que nos miran asustados mientras tu alma y yo.....

mientras caes al suelo tu alma yo ya nos hemos mirado, ya es tarde para que te incoorpores y me ames de nuevo, has muerto como te pedí y muerta te necesito. necesito ese recuerdo

ver en la cara de más de mil
mujeres
ese mismo rostro
que, ensordecedor,
me grita,
a miles de kilómetros de distancia,
para que
me acerque
y te bese
y te bese de nuevo
y que nunca cese el beso ese que suscito

y te bese otra vez,
y por último,
te bese eternamente
sin llegar a encontrarte nunca, sin poder, nunca, haberte mirado a los ojos, sin nisiquiera poder haber tocado tu piel ni recorrerla con mis manos y hacer sonar esa suave melodía de la etérea presencia que nos acoje y mima.

jactantes, las palabras, quieren fluir y se amontonan para hablar de eternidades y amores platónicos.




cae otro pedazo de incienso quemado