domingo, febrero 14, 2010

Sólo uno de nosotros se salva del violador

(escuchad esto mientras leeis el textillo, os juro que me parece brutal)

http://www.youtube.com/watch?v=bQLvBUAe2DI&feature=PlayList&p=3DE6D0BAD8AE47F3&playnext=1&playnext_from=PL&index=9


"Solamente uno de nosotros se salva del violador", me repito en mi cabeza y todo me resulta tan extraño. Hace un momento estaba en mi sofá y ya no lo entiendo. Es insultante lo inusitado del destino y el sigilo con el que se acerca por detrás y nos agarra con su bolsa de plástico en neblina.
Es, al menos, extraño. Todo ahora parece más fácil, todo se resume a tomar decisiones. Hace un momento me preocupabas tú y tus tonterías, y ahora, el irreductible hilo del tiempo me ha borrado de un zarpazo para disuadirme de que me inquieten otras cosas. Yo también podría haber hecho esto hace un momento. Yo también podría haber hecho que toda esta gente que nos meamos y lloramos encima ahora esté en las vísperas de la muerte más dolorosa, punzante y persistente. Nadie hubiese imaginado seentir este dolor y ser desposeído de todo lo demás, de toda retahila de innecesidades abotargantes.
Esa muchacha negra llora con sus cabellos sudados adheridos a su frente mientras un pañuelo humedecido por su propia saliva le presiona la boca para hacerla callar; aquel ejecutivo de traje que suspira desquiciado tras otro pañuelo amordazante jamás se hubiese imaginado autista, miedica, con los pantalones meados y con toda esta gente alrededor. Esa muchacha gordita y rubita de quince años que hasta hace dos días pasaba las tardes pintando castillos en su habitación, iba a tener hoy una experiencia sexual trémula y desgastadora de conciencia, y además, iba a ser asesinada por estrangulamiento en su única relación con un hombre escuchando gritos de "muere gorda muere" encima de ella. Ni tan siquiera aquella prostituta anciana y retrasada mental, que tantas cosas había tenido que sufrir, era capaz de entender a qué niveles puede llegar la tortura humana alcanzando estratos de la realidad en los que un perro te viola obseso por sus instintos mientras un grupo de gente enmascarada ríe ante tus lágrimas que se deslizan de tu cara al asfalto directamente; y por supuesto, no es capaz de intuir la fuerza que albergaba su ser antes de ser maniatada y maltratada.

Somos seres de energía brillante y poderosa. Somos la crema del café que desborda en las cafeterías coquetas y elegantes. Somos el último alivio de Dios a través del cual se relajó para siempre. Provenimos del mismo seno de la Tierra y somos la máxima cúspide del universo. Somos capaces de todo lo que nos propongamos todos y cada uno de nosotros. Somos sublimes almas destinadas a elevarse hasta evaporarse en la eternidad.


y yo me salvo del violador hoy.