miércoles, julio 10, 2013

de agujeros negros y borrones, supermassive black hole

dame un segundo

dame un segundo porque no sabía que los borrones podían ser agujeros negros.

No tenía ni idea de que podía confundirme en eso, y que lo que pensaba que era un tachón emborronado era justo el embrión de un agujero negro.
Un agujero negro en medio de mi escritorio, y yo estupefacto ante cómo mierda enfrentarme a esto. Probar a quitar todos los chismes para que no se los trague no hubiese podido resultar más inútil, se los traga igualmente; en parte pienso que sin problemas, que todos esos chismes no me hacían falta.

Así que me decidí a contártelo, y por eso tenía que escribírtelo, desnudo, apoyado en este escritorio que no para de tragarse mis palabras. Arrastra las hojas sobre las que escribo y mis letras se alargan, como bostezando, construyendo un lenguaje cansado, largamente pronunciado, que no acaba. Como si cada palabra costase media eternidad, como si este folio fuese un papiro infinito y mi mensaje un manuscrito eterno.

Intuía que los agujeros negros podían parecer de lejos borrones, que si los dejabas hacer se tragaban todas las páginas y te dejaban vacío, desnudo delante de un sumidero hecho de vértigo. Pero no sabía que este borrón podía ser un agujero negro, un vórtice de miedo, de oscuridad hecha de temblores.

Y en el fondo me alegra este desastre de habitación, me alegra que todo se remueva como yéndose por el sumidero, que dé todo vueltas a mi alrededor y que no tenga seguridad ninguna de que algo vaya a sobrevivir. Me alegra que no sea un sucio borrón encima de unos papeles escondidos bajo el escritorio, me alegra de que sea un aleph de oscuridad, un imán de la mierda y que toda ella orbite a su alrededor. Me alegra que salga un aliento asqueroso de ese pestilente agujero sumido en toda esta mierda que no para de tragarse. Pero me entristece que naciese como borrón impoluto, y que su mamá lo hubiese llevado al colegio, que se hubiese comido los bocatas de borrón en el colegio y que jugase con otros borrones a hacerse mayor, y que jugase en el parque y se hiciese un esguince corriendo por ahí, que se echase novia y que su novia le trajese a él tantos problemas como él le daba, y que fuese a la universidad, y que se haya drogado y crecido y encontrado trabajo y haber follado, engendrado y muerto sepultado para resucitar a los tres días etc. 

Lo que más me jode es que este borrón haya nacido para quedarse impoluto, para estar siempre presente bajo la piel, que sea palomita blanca, que nada se le enfrente, que viva sin el miedo de desaparecer y que por eso se haya convertido en un agujero negro pestilente que todo se lo traga.

Y me da miedo, miedo por lo que pueda quedar, por lo que se pueda llevar, por lo que pueda arrastrar, por lo que deje ver la marea baja. Me dan un miedo de la ostia los agujeros negros, tanto como me gustan, pero creo que me está aturdiendo estar al borde del agujero tanto tiempo sin saber dejarme caer ni alejarme de él.

No creo que entienda nada de esto, no creo ni tan siquiera que esto signifique algo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario