Me acabo de acordar de aquel día en el supermercado.
Te morías de risa con la mano en la boca mientras que con la otra agarrabas tu monedero de flores azules.
Antes de eso te estuve mirando un rato, de reojo. Tú también lo hacías.
Te morías de risa con la mano en la boca mientras que con la otra agarrabas tu monedero de flores azules.
Antes de eso te estuve mirando un rato, de reojo. Tú también lo hacías.
La sonrisilla tímida que me brindaste fue el detonante.
Después me subí a la caja registradora y te declaré todo mi amor narrado como si fuese un poeta del medievo el que te hablaba (más bien gritaba con incontables gallos), con la izquierda en el pecho y la otra invitándote a subir conmigo. Reías, como antes decía.
Mientras tanto, la cajera me pedía que dejase de hacer el imbécil y el seguridad me agarraba de los pantalones intentando bajarme bajo la consigna de "niñato, no me hagas llamar a la policía". La gente se iba del supermercado con la sensación de que su amor naciese de nuevo.
Después me subí a la caja registradora y te declaré todo mi amor narrado como si fuese un poeta del medievo el que te hablaba (más bien gritaba con incontables gallos), con la izquierda en el pecho y la otra invitándote a subir conmigo. Reías, como antes decía.
Mientras tanto, la cajera me pedía que dejase de hacer el imbécil y el seguridad me agarraba de los pantalones intentando bajarme bajo la consigna de "niñato, no me hagas llamar a la policía". La gente se iba del supermercado con la sensación de que su amor naciese de nuevo.
Mereció la pena.
Este es uno de mis patéticos momentos de los que más orgulloso me siento.
Lástima que ahora tenga que contarte esto y no recordártelo.
Este es uno de mis patéticos momentos de los que más orgulloso me siento.
Lástima que ahora tenga que contarte esto y no recordártelo.
así,
curaré mi asma a base de tabaco.