un beso en la mejilla
de una amiga a un amigo
un gesto espontáneo y maravilloso
, espléndido
ella coge su cara
acerca sus labios rosados
a su oronda mejilla
y le besa
él sonríe
es feliz
es así
es un niño
una sonrisa agradable
una sonrisa
que haría sentir bien a cualquier
algo más bonito que eso para alguien tan bonito
valió infinitamente la pena
domingo, diciembre 28, 2008
James Joseph Cialella, un héroe
-no lo entenderías ni aunque te lo dijese mil veces, jane- atiné a decirle mientras me abrochaba la camisa blanca sentado a los pies de su cama.
.pruébate, amor, no perderás el tiempo, te lo aseguro, pero no marches, no tevayas dejándome sola, ME DEJAS SOLA!- me gritó tras lanzarme el vaso con whisky que había en su mesita de noche, pero falló, siempre que me lanzan un vaso con algo así sucede.
-tranquilízate, jenny, corazón, sabes que no me quedaré por mucho que grites, así que no provoques lo que no debes provocar. Me voy- dije levantándome y cerrando a mi paso la puerta que separaba su horrible llanto y mis andares apresurados.
Debía llegar pronto, cualquier retraso lo estropearía todo, llegar justo a tiempo era la clave de todo.
Llegué al lugar preciso, entré en el enorme portal y me dirigí hacia taquilla con la mala suerte de haber olvidado el nombre de la película...joder...cuál era el jodido nombre de esa película...
sabía que aparecía el chico este rubio de titanic, el bradd pit ese o como diantres sea. Se lo dije (-una para la última de brad pit-) y me la dió (a cambio de unos dolorosos 5.50, la de cosas que tenía que hacer un hombre honrado para cumplir un jodido cometido!).
entré a la sala y me senté, concretamente donde me salió de los huevos, en el mismo sitio del que nadie podría levantarme.
fue cuestión de minutos, tal y como pensé, todo marchaba bien; llegó esa cariñosa y fabulosa familia que tanto añoraba. No se acordaban de mí, y mucho menos él, ¿cómo iba a hacerlo? ¡no podría! sus sesos de cerdo maloliente jamás le hubiesen concedido ese lujo del que tan agradecido se hubiese encontrado.
No, no lo pienso matar, no está entre mis principios eso de regalar algo tan sublime como lo es la muerte a cualquier paleto repugnante; simplemente un disparo, como si fuese un ladrido, o quizás dos...lo que prefiera la señora desert eagle, según se tercie.
Además, tendría la excusa perfecta, sé cómo funcionan esa clase de piaras: palomitas/colas/barritas de chocolate/ extragrandes (todo extragrande para llenar sus extragrandes y orondos cuerpos) y un griterío de mil demonios....tal y como esperaba, tan predecibles como un reloj suizo...
1 aviso
2
3 avisos
mis palomitas en su cara
un grito
me levanto
le apunto a él
sólo a él
no necesito música ahora
el brazo?
sí, el brazo
pum
me hubiesen gustado unos cuantos más pum....pero sólo se terció uno....
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/12/27/internacional/1230406488.html
.pruébate, amor, no perderás el tiempo, te lo aseguro, pero no marches, no tevayas dejándome sola, ME DEJAS SOLA!- me gritó tras lanzarme el vaso con whisky que había en su mesita de noche, pero falló, siempre que me lanzan un vaso con algo así sucede.
-tranquilízate, jenny, corazón, sabes que no me quedaré por mucho que grites, así que no provoques lo que no debes provocar. Me voy- dije levantándome y cerrando a mi paso la puerta que separaba su horrible llanto y mis andares apresurados.
Debía llegar pronto, cualquier retraso lo estropearía todo, llegar justo a tiempo era la clave de todo.
Llegué al lugar preciso, entré en el enorme portal y me dirigí hacia taquilla con la mala suerte de haber olvidado el nombre de la película...joder...cuál era el jodido nombre de esa película...
sabía que aparecía el chico este rubio de titanic, el bradd pit ese o como diantres sea. Se lo dije (-una para la última de brad pit-) y me la dió (a cambio de unos dolorosos 5.50, la de cosas que tenía que hacer un hombre honrado para cumplir un jodido cometido!).
entré a la sala y me senté, concretamente donde me salió de los huevos, en el mismo sitio del que nadie podría levantarme.
fue cuestión de minutos, tal y como pensé, todo marchaba bien; llegó esa cariñosa y fabulosa familia que tanto añoraba. No se acordaban de mí, y mucho menos él, ¿cómo iba a hacerlo? ¡no podría! sus sesos de cerdo maloliente jamás le hubiesen concedido ese lujo del que tan agradecido se hubiese encontrado.
No, no lo pienso matar, no está entre mis principios eso de regalar algo tan sublime como lo es la muerte a cualquier paleto repugnante; simplemente un disparo, como si fuese un ladrido, o quizás dos...lo que prefiera la señora desert eagle, según se tercie.
Además, tendría la excusa perfecta, sé cómo funcionan esa clase de piaras: palomitas/colas/barritas de chocolate/ extragrandes (todo extragrande para llenar sus extragrandes y orondos cuerpos) y un griterío de mil demonios....tal y como esperaba, tan predecibles como un reloj suizo...
1 aviso
2
3 avisos
mis palomitas en su cara
un grito
me levanto
le apunto a él
sólo a él
no necesito música ahora
el brazo?
sí, el brazo
pum
me hubiesen gustado unos cuantos más pum....pero sólo se terció uno....
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/12/27/internacional/1230406488.html
sábado, diciembre 27, 2008
tubos de color
¡pétenlo, señores!
llenen el mundo de esa porquería que nos encanta:
sexo sexo sexo sex get sex nude extra nude strip girls and sex-rooms
, oh yeah!
whatever you need is here!
you don´t need anymore!
don´t say nonsenses!
all you need is that!
obey! obey! obey!
bazofias rubias que nos acosan contoneando sus sensuales y frágiles caderas plastificadas, con sus labios acolchados rosas (todo rosa) ofreciendo el biggest clit que puedas encontrar por doquier.
vientres (sólo vientres) planos extra modelados y, por supuesto idealizados, vomitando crack a cada paso y, a cada paso, levantando esas alas angelicales para que se vean, para que no se pierdan de vista.
oh, amor de mi vida que tanto desesperas!
oda a la sin razón, a la insensatez que devora al mundo este que comento, idealizado y, por supuesto, plastificado.
dos niños gritan en un idioma extraño ahí fuera
llenen el mundo de esa porquería que nos encanta:
sexo sexo sexo sex get sex nude extra nude strip girls and sex-rooms
, oh yeah!
whatever you need is here!
you don´t need anymore!
don´t say nonsenses!
all you need is that!
obey! obey! obey!
bazofias rubias que nos acosan contoneando sus sensuales y frágiles caderas plastificadas, con sus labios acolchados rosas (todo rosa) ofreciendo el biggest clit que puedas encontrar por doquier.
vientres (sólo vientres) planos extra modelados y, por supuesto idealizados, vomitando crack a cada paso y, a cada paso, levantando esas alas angelicales para que se vean, para que no se pierdan de vista.
oh, amor de mi vida que tanto desesperas!
oda a la sin razón, a la insensatez que devora al mundo este que comento, idealizado y, por supuesto, plastificado.
dos niños gritan en un idioma extraño ahí fuera
domingo, diciembre 14, 2008
apreturas
quiero tiempo para poder perderlo
quiero un par de días a la semana de ciento y una horas por segundo para poder tirarme al suelo y mirar al cielo
quiero un par de días a la semana de ciento y una horas por segundo para poder tirarme al suelo y mirar al cielo
vislumbraciones nocturnas, de madrugada
Un gran suspiro me coge de la mano y me sienta al escritorio: escribe de nuevo.
...
¡Pero no puedo! Las mayores bestialidades y maravillosas hadas celestiales que podía describir en este blog se me ocurren en la cama. Por no levantarme y apuntármelas se van, se me olvidan.
Ayer, ayer por ejemplo, ayer ví con absoluta claridad y distinción una de esas tantas verdades absolutas. Pero estaba en la cama, tapado, con un par de mantas, sin estufas; los pies ya habían empezado a perder el frío natural con el que se acuestan, ya empezaba a mermarse la actividad cardíaca e incluso cerebral. Estaba en punto y aparte. Pero la vi, lo juro. Era algo tan claro...
Pero no me podía mover.
Me sentía como en mitad del océano dentro de una caja de madera de pino canadá. Baivenes y balancines y zarandeos acosándome, olas y espuma, alguna gaviota y algas sobre mi, el sol dando de lleno sobre la caja.
Y como si para escribir, debiese salir de ésta e ir a la superficie para después volver a la caja. Pero entonces la caja se habría ido hundiendo poco a poco hasta llegar al fondo del océano, hasta llegar a fundirse con medusas brillantes, acordeones marinos, pequeños xilófonos de coral y la linda voz de un oboe que la protegería.
¡Sería terrible!, ¡si intentase recuperarla sería terrible! entraría en el límite de mi aquejada capacidad pulmonar si intentase sacarla de allí...pero...¿por qué sacarla de un lugar tan resplandeciente y acogedor? ¿acaso si yo llegase aunque sea por descuido a un fondo del mar similar me gustaría que me arrancasen de el Lugar donde morí, donde se acabaron las vivencias y peripatéticas aventuras de un ser tan peculiar como yo o como cualquier otro?
Entro, como véis, en una continua contradicción: entre morir congelado en las gélidas y vibrantes aguas del océano, o intentar recuperar mi querida caja para poder sobrevivir a otra noche de invierno, aún costándole la felicidad a ésta, a mi caja, a mi ataúd.
...
¡Pero no puedo! Las mayores bestialidades y maravillosas hadas celestiales que podía describir en este blog se me ocurren en la cama. Por no levantarme y apuntármelas se van, se me olvidan.
Ayer, ayer por ejemplo, ayer ví con absoluta claridad y distinción una de esas tantas verdades absolutas. Pero estaba en la cama, tapado, con un par de mantas, sin estufas; los pies ya habían empezado a perder el frío natural con el que se acuestan, ya empezaba a mermarse la actividad cardíaca e incluso cerebral. Estaba en punto y aparte. Pero la vi, lo juro. Era algo tan claro...
Pero no me podía mover.
Me sentía como en mitad del océano dentro de una caja de madera de pino canadá. Baivenes y balancines y zarandeos acosándome, olas y espuma, alguna gaviota y algas sobre mi, el sol dando de lleno sobre la caja.
Y como si para escribir, debiese salir de ésta e ir a la superficie para después volver a la caja. Pero entonces la caja se habría ido hundiendo poco a poco hasta llegar al fondo del océano, hasta llegar a fundirse con medusas brillantes, acordeones marinos, pequeños xilófonos de coral y la linda voz de un oboe que la protegería.
¡Sería terrible!, ¡si intentase recuperarla sería terrible! entraría en el límite de mi aquejada capacidad pulmonar si intentase sacarla de allí...pero...¿por qué sacarla de un lugar tan resplandeciente y acogedor? ¿acaso si yo llegase aunque sea por descuido a un fondo del mar similar me gustaría que me arrancasen de el Lugar donde morí, donde se acabaron las vivencias y peripatéticas aventuras de un ser tan peculiar como yo o como cualquier otro?
Entro, como véis, en una continua contradicción: entre morir congelado en las gélidas y vibrantes aguas del océano, o intentar recuperar mi querida caja para poder sobrevivir a otra noche de invierno, aún costándole la felicidad a ésta, a mi caja, a mi ataúd.
martes, diciembre 09, 2008
un viaje inolvidable e inesperado
No soy esa clase de personas que andan sueltos poniendo banda sonora a su vida, de hecho los odio, pero esta no es la entrada del odio.
Conozco a una chica que me llevó hace un rato de viaje. Jamás lo había pasado tan bien, y en este caso, la banda sonora estuvo bien.
Llegamos a París, ella quería ir y fuimos. Nos acostamos en un cesped para que la brisa nos besase durante un par de horas. Nos cansamos de eso y nos fuimos a una pequeña plaza de les 400 coups. Había una fuente, un nogal y un quiosco; niños correteando y dos niñas sentadas en un banco balanceando sus pies mientras besuqueaban un helado de chocolat, ellas son geniales, mejores que todos los que allí estábamos (años después serían pareja).
No había mimos, así que decidimos robar un litro de leche y echar a correr mientras reíamos. El aire intentaba abrazar su pelo, pero no podía, no sé, me gustó esa imagen. Y su sonrisa.
Calle abajo, por donde corríamos, estaba llena de álamos a izquierda y derecha
Había un banco. Realmente bonito, de hierro (con una decoración chulísima) y con el asiento de madera. Había cosas grabadas en ese banco y quise grabar algo yo también, pero me avergoncé y no lo hice.
Allí nos sentamos, los dos.
sssssssshhhhhhhhh
Y de repente llegó el Otoño, todo amarillo verde calmado y marrón, y miles de tonos de naranjas.
Millones de hojas cubrieron el suelo e incluso a nosotros mismos....ella sentía las hojas. Pensé mil cosas más, pero sólo le cogí la mano, sólo la mano, no quería que ninguno nos sintiésemos solos.
Hice que se fuesen las casas de delante y atrás, la carretera también la hice desaparecer, a la gente, a los pocos coches que pasaban, a los perros y gatos que, escondidos, nos miraban también los hice desaparecer; y sólo quedábamos ella y yo sobre el banco bajo el nogal de la plaza, que ya quedaba lejos.
A lo lejos, por donde quiera que mirase se veía el infinito sobre ese paraje de hojas en el suelo de millones de colores. El cielo era blanco, blanco real.
Pero creo que ella no se dió cuenta. No porque no quisiera, no pudo escucharlo, pero en fin, es igual, con que estuviese junto a mí allí a mí me valía
El viaje, por supuesto, continuó, pero mucho más difuso.
Ella quería ver a gente con gorros y a mimos haciéndonos reir.
Yo sólo quería verla sonreir
¡¡¡¡¡¡¡¡ser feliz!!!!!!!!
Conozco a una chica que me llevó hace un rato de viaje. Jamás lo había pasado tan bien, y en este caso, la banda sonora estuvo bien.
Llegamos a París, ella quería ir y fuimos. Nos acostamos en un cesped para que la brisa nos besase durante un par de horas. Nos cansamos de eso y nos fuimos a una pequeña plaza de les 400 coups. Había una fuente, un nogal y un quiosco; niños correteando y dos niñas sentadas en un banco balanceando sus pies mientras besuqueaban un helado de chocolat, ellas son geniales, mejores que todos los que allí estábamos (años después serían pareja).
No había mimos, así que decidimos robar un litro de leche y echar a correr mientras reíamos. El aire intentaba abrazar su pelo, pero no podía, no sé, me gustó esa imagen. Y su sonrisa.
Calle abajo, por donde corríamos, estaba llena de álamos a izquierda y derecha
Había un banco. Realmente bonito, de hierro (con una decoración chulísima) y con el asiento de madera. Había cosas grabadas en ese banco y quise grabar algo yo también, pero me avergoncé y no lo hice.
Allí nos sentamos, los dos.
sssssssshhhhhhhhh
Y de repente llegó el Otoño, todo amarillo verde calmado y marrón, y miles de tonos de naranjas.
Millones de hojas cubrieron el suelo e incluso a nosotros mismos....ella sentía las hojas. Pensé mil cosas más, pero sólo le cogí la mano, sólo la mano, no quería que ninguno nos sintiésemos solos.
Hice que se fuesen las casas de delante y atrás, la carretera también la hice desaparecer, a la gente, a los pocos coches que pasaban, a los perros y gatos que, escondidos, nos miraban también los hice desaparecer; y sólo quedábamos ella y yo sobre el banco bajo el nogal de la plaza, que ya quedaba lejos.
A lo lejos, por donde quiera que mirase se veía el infinito sobre ese paraje de hojas en el suelo de millones de colores. El cielo era blanco, blanco real.
Pero creo que ella no se dió cuenta. No porque no quisiera, no pudo escucharlo, pero en fin, es igual, con que estuviese junto a mí allí a mí me valía
El viaje, por supuesto, continuó, pero mucho más difuso.
Ella quería ver a gente con gorros y a mimos haciéndonos reir.
Yo sólo quería verla sonreir
¡¡¡¡¡¡¡¡ser feliz!!!!!!!!
domingo, diciembre 07, 2008
arte viva
¿Qué es el arte sino la graciosa habilidad concedida al hombre para hacer más amena su amarga existencia sobre su angustioso hábitat?
¿Y quién sino los vanguardistas para representar lo cremoso del arte y sus divagaciones?
Y decidme ahora, ¿quién puede encarnar la vanguardia sino la juventud?
Claro quedó que el afán que dió vida y muerte a la vanguardia fue el intento por aunar vida y arte. Pues bien, me es lícito desear seguir intentando hasta que fracase (e incluso después si así lo ansío) este propósito vanguardista, ya que parezco tener apriencia juvenil y, quizás, también parezca estar interesado por el arte.
Ahora, ¿cómo hacer encallar elbuque del arte en el helipuerto de la vida? ardua tarea, pues resulta más que manifiesto que la vida lo posee todo menos el arte, puesto que ésta última yace en el Hombre; y además, también es aparente que la vida ya llegó hace años al arte.
Por mi parte, aunque egoísta, introduciré el arte en la vida con pequeñas y agradables cápsulas de humor (al menos para mí).
No es para mí otra cosa esto sino burlar la vida y hacerla más bella, con humor, quizás amor u otras pantochadas; así que, no os pido más, compañeros de vida, que hagáis de cada momento vuestro que compartáis conmigo un manifiesto de locura irracional que encarne nuestra alegría.
Gracias a todos por regalarme arte en dosis de humor,
y a los que no, rabia y dolor.
¿Y quién sino los vanguardistas para representar lo cremoso del arte y sus divagaciones?
Y decidme ahora, ¿quién puede encarnar la vanguardia sino la juventud?
Claro quedó que el afán que dió vida y muerte a la vanguardia fue el intento por aunar vida y arte. Pues bien, me es lícito desear seguir intentando hasta que fracase (e incluso después si así lo ansío) este propósito vanguardista, ya que parezco tener apriencia juvenil y, quizás, también parezca estar interesado por el arte.
Ahora, ¿cómo hacer encallar elbuque del arte en el helipuerto de la vida? ardua tarea, pues resulta más que manifiesto que la vida lo posee todo menos el arte, puesto que ésta última yace en el Hombre; y además, también es aparente que la vida ya llegó hace años al arte.
Por mi parte, aunque egoísta, introduciré el arte en la vida con pequeñas y agradables cápsulas de humor (al menos para mí).
No es para mí otra cosa esto sino burlar la vida y hacerla más bella, con humor, quizás amor u otras pantochadas; así que, no os pido más, compañeros de vida, que hagáis de cada momento vuestro que compartáis conmigo un manifiesto de locura irracional que encarne nuestra alegría.
Gracias a todos por regalarme arte en dosis de humor,
y a los que no, rabia y dolor.
jueves, diciembre 04, 2008
LAS BOLAS DE TRAPERÍA
...qué insustancial me sentí como humano en el momento exacto en el que ví sobre mi cabeza (y sobre todo bajo el instinto) balancearse unas inmensas y coloridas esferas que, supongo, pretendían transmitir algo parecido a la alegría y bienestar a....¡¿a quién?! ¡Que se presente ante mí inmediatamente el hermafrodita que se excita ante este espectáculo de dantescas naderías!
La solución adelantó a mi razón y... en fin... johnny got his gun. La recortada (preciosa arma antinavideña) la obtuve del bolsillo derecho, los cartuchos del izquierdo.
Una tras otra fueron, y esta vez no poco a poco, cediendo pedazos al suelo. Uno verde (creo), otro azul (quizás) y un tercer pedazo rojo (espero)....y así reventé mi primera hilera de bolas navideñas.
Una tras otra fueron besando los pies de los paseantes que, asustados, aplaudían mi gesta regalándome un ligera sonrisa tímida, pero sincera y agradecida.
Maravilloso espectáculo de fuego y artificios expongo, de pums y sobre todo de pams, demasiados pams...el espléndido sonido de una esfera navideña al explotar.
Tras acabar con todas, sigo con mi cabeza bien alta, pero cuando llegué a la plaza me avergoncé, aunque tan solo un poco, por mis actos esquizofrénicos... hasta que un intérprete de acordeón legitimó mi obra con la melodía de "El Padrino", y eso fue lo más fantástico, lo más mejor (como bien diría un imbécil cualquiera).
Decidí sentarme con él a fumar un algo liado y así fué. Se nos subió pronto a los dos, al músico búlgaro y a mí, el chico de pelo largo. Todo iba bien hasta que pasó un grupo clásico de antisistema y uno de ellos dijo algo así como "mañana compraré la kaximba, aunque no sé, ya casi no me queda dinero para la semana porque el lunes me compré el portátil"
. . .
Rápidamente, como cabía esperar, empecé a buscar cartuchos por todas partes como un loco. No quedaban, además, ya estaban lejos los benditos antisitema y soy algo miope.
Me despedí lo más cortésmente que pude de aquel ángel de la verdad y eché a correr tras ellos.
Y el hecho de golpearles con la recortada hasta que se me cansó el brazo me hizo dejar de sentir tan insustancial....
camino con la autoridad de un rey
La solución adelantó a mi razón y... en fin... johnny got his gun. La recortada (preciosa arma antinavideña) la obtuve del bolsillo derecho, los cartuchos del izquierdo.
Una tras otra fueron, y esta vez no poco a poco, cediendo pedazos al suelo. Uno verde (creo), otro azul (quizás) y un tercer pedazo rojo (espero)....y así reventé mi primera hilera de bolas navideñas.
Una tras otra fueron besando los pies de los paseantes que, asustados, aplaudían mi gesta regalándome un ligera sonrisa tímida, pero sincera y agradecida.
Maravilloso espectáculo de fuego y artificios expongo, de pums y sobre todo de pams, demasiados pams...el espléndido sonido de una esfera navideña al explotar.
Tras acabar con todas, sigo con mi cabeza bien alta, pero cuando llegué a la plaza me avergoncé, aunque tan solo un poco, por mis actos esquizofrénicos... hasta que un intérprete de acordeón legitimó mi obra con la melodía de "El Padrino", y eso fue lo más fantástico, lo más mejor (como bien diría un imbécil cualquiera).
Decidí sentarme con él a fumar un algo liado y así fué. Se nos subió pronto a los dos, al músico búlgaro y a mí, el chico de pelo largo. Todo iba bien hasta que pasó un grupo clásico de antisistema y uno de ellos dijo algo así como "mañana compraré la kaximba, aunque no sé, ya casi no me queda dinero para la semana porque el lunes me compré el portátil"
. . .
Rápidamente, como cabía esperar, empecé a buscar cartuchos por todas partes como un loco. No quedaban, además, ya estaban lejos los benditos antisitema y soy algo miope.
Me despedí lo más cortésmente que pude de aquel ángel de la verdad y eché a correr tras ellos.
Y el hecho de golpearles con la recortada hasta que se me cansó el brazo me hizo dejar de sentir tan insustancial....
camino con la autoridad de un rey
miércoles, noviembre 19, 2008
un dia de mayo en el supermercado
Me acabo de acordar de aquel día en el supermercado.
Te morías de risa con la mano en la boca mientras que con la otra agarrabas tu monedero de flores azules.
Antes de eso te estuve mirando un rato, de reojo. Tú también lo hacías.
Te morías de risa con la mano en la boca mientras que con la otra agarrabas tu monedero de flores azules.
Antes de eso te estuve mirando un rato, de reojo. Tú también lo hacías.
La sonrisilla tímida que me brindaste fue el detonante.
Después me subí a la caja registradora y te declaré todo mi amor narrado como si fuese un poeta del medievo el que te hablaba (más bien gritaba con incontables gallos), con la izquierda en el pecho y la otra invitándote a subir conmigo. Reías, como antes decía.
Mientras tanto, la cajera me pedía que dejase de hacer el imbécil y el seguridad me agarraba de los pantalones intentando bajarme bajo la consigna de "niñato, no me hagas llamar a la policía". La gente se iba del supermercado con la sensación de que su amor naciese de nuevo.
Después me subí a la caja registradora y te declaré todo mi amor narrado como si fuese un poeta del medievo el que te hablaba (más bien gritaba con incontables gallos), con la izquierda en el pecho y la otra invitándote a subir conmigo. Reías, como antes decía.
Mientras tanto, la cajera me pedía que dejase de hacer el imbécil y el seguridad me agarraba de los pantalones intentando bajarme bajo la consigna de "niñato, no me hagas llamar a la policía". La gente se iba del supermercado con la sensación de que su amor naciese de nuevo.
Mereció la pena.
Este es uno de mis patéticos momentos de los que más orgulloso me siento.
Lástima que ahora tenga que contarte esto y no recordártelo.
Este es uno de mis patéticos momentos de los que más orgulloso me siento.
Lástima que ahora tenga que contarte esto y no recordártelo.
así,
curaré mi asma a base de tabaco.
martes, noviembre 18, 2008
Mi jorobado más odiado
Toc toc. Llaman a la puerta. Me incorporo, me acerco. TOC TOC, de nuevo y más intenso. Creo que pregunté algo así como quién es o similar, y al ver que no había respuesta, decidí abrir
rápidamente.
Era él. Aquel jodido jorobado de tres brazos y dos piernas que me alimenta. Ni andrajoso ni nada por el estilo, iba hecho un puto asco. Una peste de más de mil demonios y un aspecto horrible, creo que también portaba un espejo inmenso.
Le empujaba cretinamente a la puerta con el hombro, quería pasar y pasó, siempre sucede así.
Dejó caer el fardo que transportaba desde dios sabe donde, quedándose en sus ropajes una marca sudorosa con la forma de aquel odiable fardo.
Por momentos quiso desvanecerse, pero no se lo permití, lo insté a que se quedase. Al dejar aquel paquete en el suelo, salpicó a las paredes con un extraño líquido de indescribible color que había en su interior, como algún suculento festín de carne putrefacta, maloliente.
Volviendo a la realidad me dijo algo así como: ¡aquí tienes tu droga!, seguido de un carcajada humillante. ¡Joder! ¡Cómo odio eso!, tuve el placer de ver su patética dentadura oxidada y desvencijada seguida de sus encías casi negras. Tosió, siempre lo hace, es como un intento de atentado frustrado por no llevar suficiente gasolina para llegar al lugar. Siempre sucede.
De nuevo intentó reir, pero esta vez no se lo permití. Cerré el puño y le golpeé en su horrendo rostro con todas mis fuerzas. Le hube de haber desfigurado la cara, pero sólo conseguí que frenase esa chirriante risa y que volviese su cara a mi mirada desencajada.
La rabia, instintiva, estalla; sentí un impulso sobrehumano por gritar y no parar de gopearle nunca, pero nunca digas nunca, y así fue, en ningún momento dije nunca.
Mal momento para recordar frases así...
Con mucho esfuerzo sostuve tres lágrimas y ese impulso instintivo; lo último que quiero es que me vea flaquear.
De repente, reorganiza su cuerpo y con una vengativa mirada me declara la guerra fíjamente a los ojos.
¿El resultadode este encuentro fatal?
Ahora escribo sentado a mi escritorio con la cabeza baja sobre, de nuevo, una hoja de papel.
Él, creo, erguido detrás mía, ladeado a la derecha con una sonrisa satisfecha.
Cae otro pedazo de incienso quemado.
rápidamente.
Era él. Aquel jodido jorobado de tres brazos y dos piernas que me alimenta. Ni andrajoso ni nada por el estilo, iba hecho un puto asco. Una peste de más de mil demonios y un aspecto horrible, creo que también portaba un espejo inmenso.
Le empujaba cretinamente a la puerta con el hombro, quería pasar y pasó, siempre sucede así.
Dejó caer el fardo que transportaba desde dios sabe donde, quedándose en sus ropajes una marca sudorosa con la forma de aquel odiable fardo.
Por momentos quiso desvanecerse, pero no se lo permití, lo insté a que se quedase. Al dejar aquel paquete en el suelo, salpicó a las paredes con un extraño líquido de indescribible color que había en su interior, como algún suculento festín de carne putrefacta, maloliente.
Volviendo a la realidad me dijo algo así como: ¡aquí tienes tu droga!, seguido de un carcajada humillante. ¡Joder! ¡Cómo odio eso!, tuve el placer de ver su patética dentadura oxidada y desvencijada seguida de sus encías casi negras. Tosió, siempre lo hace, es como un intento de atentado frustrado por no llevar suficiente gasolina para llegar al lugar. Siempre sucede.
De nuevo intentó reir, pero esta vez no se lo permití. Cerré el puño y le golpeé en su horrendo rostro con todas mis fuerzas. Le hube de haber desfigurado la cara, pero sólo conseguí que frenase esa chirriante risa y que volviese su cara a mi mirada desencajada.
La rabia, instintiva, estalla; sentí un impulso sobrehumano por gritar y no parar de gopearle nunca, pero nunca digas nunca, y así fue, en ningún momento dije nunca.
Mal momento para recordar frases así...
Con mucho esfuerzo sostuve tres lágrimas y ese impulso instintivo; lo último que quiero es que me vea flaquear.
De repente, reorganiza su cuerpo y con una vengativa mirada me declara la guerra fíjamente a los ojos.
¿El resultadode este encuentro fatal?
Ahora escribo sentado a mi escritorio con la cabeza baja sobre, de nuevo, una hoja de papel.
Él, creo, erguido detrás mía, ladeado a la derecha con una sonrisa satisfecha.
Cae otro pedazo de incienso quemado.
viernes, noviembre 14, 2008
vomitando nadas
Hoja de papel. ¿Quién lo diría a estas alturas de mi barbilla que mira al mundo hueco que me rodea? Pues sí, hoja de papel y un boli azul de propaganda (odio a los bolis azules) para desvirgar y quizás violar a este siniestro espacio.
Ahora, pronto, aparecería una frase ingeniosa, quizás una alusión a una cita de una persona famosa (puede que un escritor ya muerto y enterrado). Posible sería también la puesta en escena de lo banal del mundo, de lo incunable del ser humano, de los odios y amores que nos gritan al oido, como un desprecio a todo y volver a ingresar en el olor prematuro, como una hoja en blanco, como una patética hoja en blanco.
Pero no, ahora no aparecerán.
Trane, por su parte y susurrándome al oido, por fin me habla de sus cosas favoritas, pero muy tímidamente. Me ayuda a escribir con sus interminables soliloquios agradables.
¿Cigarro liado en mano, humo en toda la habitación? No. Sol en los cristales, colillas demasiado lejanas al escritorio como para recogerlas y bolsas violetas bajo los miradores.
Tras mi silla, un flotante universo de maletas casi vacías y mal cerradas llenas hasta arriba de poca ropa, algún libro o libreta, algún instrumento de escritura y droga para el camino.
Es lo que tiene viajar en invierno.
Ahora, pronto, aparecería una frase ingeniosa, quizás una alusión a una cita de una persona famosa (puede que un escritor ya muerto y enterrado). Posible sería también la puesta en escena de lo banal del mundo, de lo incunable del ser humano, de los odios y amores que nos gritan al oido, como un desprecio a todo y volver a ingresar en el olor prematuro, como una hoja en blanco, como una patética hoja en blanco.
Pero no, ahora no aparecerán.
Trane, por su parte y susurrándome al oido, por fin me habla de sus cosas favoritas, pero muy tímidamente. Me ayuda a escribir con sus interminables soliloquios agradables.
¿Cigarro liado en mano, humo en toda la habitación? No. Sol en los cristales, colillas demasiado lejanas al escritorio como para recogerlas y bolsas violetas bajo los miradores.
Tras mi silla, un flotante universo de maletas casi vacías y mal cerradas llenas hasta arriba de poca ropa, algún libro o libreta, algún instrumento de escritura y droga para el camino.
Es lo que tiene viajar en invierno.
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