(me niego a los hipervínculos, así que como siempre...)
http://www.youtube.com/watch?v=fZeA0PbjcdI
no quiero que toquemos la luna con la punta de los dedos, quiero agarrarla fuerte y hacerla explotar dentro de mi puño, y que no estalle en mil pedazos, que se haga infinita con infinitas gotas de sangre tiñéndola para que siempre tengamos una luna roja.
no quiero tener el mundo en la palma de mis manos, pues si la luna ha reventado sólo necesito tener el mundo bajo la planta de uno de mis piés para chafarlo contra el suelo cósmico encharcado de sangre lunática.
no te voy a desear con todas mis fuerzas, sino que te desearé con todas y cada una de mis erecciones de luna roja clavándose en su cuerpo para que demuestres que no quieres morir y que vas a sobrevivir.
y si sobrevives no te quiero para siempre a mi lado, te quiero a ratos sobre mí gritando enloquecida para ver los reflejos de tu voz desgarrándose sobre los cachos de luna roja en tu pecho.
después, cuando descanses, no quiero una fina capa de piel entre tú y yo, quiero entre nosotros un vasto océano que nos desquicie para agarrarlo con las manos y dejarlo caer sobre las ciudades y que se habiten los fondos transoceánicos, y así demostrarte que no existe la distancia
no quiero que tras alterar el orden geográfico del planeta chafado me susurres al oido palabras de amor para consolarme, desgañítate durante horas hasta que desfigures mi serenidad a base de broncas extremadamente materiales y jodidamente físicas.
y cuando, sordo, te busque, no quiero encontrarte en un paraje idílico por casualidad, quiero ir a drede a un páramo de ira en secano y que cuando me veas salgas corriendo despavorida peleando por sacarme un metro más de ventaja.
y si te cansas de correr, tampoco iré a buscarte a lo más alto de la más alta torre y matar al dragón de no sé qué cuento de hadas, pero sí que te buscaré en el peor tuburio calentando a un tipejo para que te pague un pico y le vacilaré y me pelearé con él hasta que cuando me empuje al suelo casi muerto te agaches acluquillada a mi lado y llorando me digas que deje de gritarle a ese cerdo, que pare ya.
y como me lleves en bolandas a tu palacete de princesa te mato; así que cuando me arrastres hasta tu habitación en el edificio con más homicidios por habitación de la ciudad, no quiero que hagamos el amor en terciopelo, quiero que, entre cartones, follemos como perros para combatir un frío invierno neoyorkino; y que de la basura, resultemos relucientes vencedores.
pero tienes que saber que si cualquier tipo trajeado se acerca a ofrecernos cobijo por mero altruismo solidario, no se lo agradeceré con una amable sonrisa, sino que me levantaré enfurecido, lo acuchillaré allí mismo agarrándole del hombro y con la navaja clavándose en su abdómen repetidas veces, me cagaré en su sombrero y después de quemarle la ropa huiremos cogidos de la mano hacia no sé qué portal detartalado.
y lo peor no es que me vaya a afligir con este arte inductivo, sino que acabaré con mucha más dignidad de la que nunca hayas imaginado y nunca me habrás tenido tantas ganas...
¡a llorar a la iglesia!